Encontré textos que escribí hace dos años. Dudé dos veces de si habían sido o no escritos por mí. No sé si me había pasado alguna vez, esto de no reconocerme en palabras. Es muy fuerte. Algunas cosas que sentían eran muy fuertes, pero sobretodo la forma de ponerla en palabras. Hay palabras que ya no uso, o que las había olvidado. No sé si ahora uso menos palabras, o si las elijo más cuidadosamente.
En ese momento estaba leyendo 62/Modelo para Armar. Estaba bastante influenciada por ese libro y por la forma de escribir en general de Julio.
Necesito volver a leerlo porque necesito volver a escribir así. Hay muchas cosas que me costó entender a qué me refería porque tengo la manía de hacerme la misteriosa. No sé, escondo nombres o situaciones concretas, como si no quisiera exponerme tanto en lo que escribo. O como si en realidad no importaran esos detalles, sino lo que sentía y mi necesidad de expresarlo.
No quiero ser críptica. Ni quiero ser escritora. Pero sí quiero poder volver a escribir así, compulsivamente, como hace tiempo. Me acuerdo que después de cada cosa que sucedía me sentaba a escribir. Muchas veces borracha. Después releía y pensaba que no tenía sentido ni estilo. Y era cierto. Pero tenía motivos. Tenía razón de ser. Supongo que me liberaba. Supongo que me ayudó a entenderme. Supongo que ese ritual solitario es parte de lo que soy.
Me gustaría mostrártelos, por la misma razón que me abriría la piel si eso sirviera de algo. Está claro que casi todo lo que hay, solo puedo entenderlo yo. Pero a veces tengo el deseo de que eso no sea cierto. Y alguien pueda entender todo. Y si pudiese elegir ese alguien, definitivamente hoy serías vos.
Tuve un día difícil. No un día de mierda. Difícil. Son esos días que la remo sin pasión. Que casi no muevo los remos y de casualidad hay una corriente lenta y se pasa el día. Hay responsabilidades que no quiero tener. Pero eso no es lo que lo hace difícil. Es el hecho de no haber decidido si las voy a asumir igual o no. Me dejo llevar en situaciones que me lastiman, haciendome la boluda. Haciendo como que acánopasanada. Exactamente la misma cosa que más critico del modus operandi de las familias. De la institución familia. Ese silencio, esa invisibilización de las cosas. Hacerse los boludos. No hablar de ciertas cosas. Lo detesto. Lo cuestiono, veo claramente mi rechazo hacia esa forma de incomunicación y sin embargo de alguna forma me encuentro colaborando por no saber si quiero poder con todo lo que -tal vez- me toque a mí.
No me gusta ser la pobrecita. No me gusta victimizarme. Y tener que llegar y contarte lo que me duele detrás de este día, porque no lo tengo muy claro y eso es lo más jodido. Pero la realidad es que me angustia y me agobia y estoy un poco harta de dejar pasar las cosas y cuando haya que enfrentarlas de nuevo, volver a apretar los dientes para no pensar. No sé bien cómo encontrar la forma de no victimizarme y poder contarte que fue un día hiper difícil hoy. Porque tengo ganas de llorar, y cuando no sé llorar me dan ganas de vomitar. Y así estuve en la parada del bondi. Y ahora solo puedo escribir esto que no dice absolutamente nada para vos. Porque no sé sacarlo de mí para mí, o por ahí si sé (lo compruebo leyendo textos viejos) pero simplemente me da paja. Me da mucha paja hablar de las cosas que están mal y no hago nada para que cambien. Me da mucha paja tener que llorar. Porque estoy feliz. Y no quiero llorar.
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